Documento final será presentado en el Foro sobre la Ética de la Inteligencia Artificial que se realizará en octubre en Santiago y en el que participarán autoridades de América Latina y el Caribe.  

Hace tres meses, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (MinCiencia), junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), inició un proceso abierto y participativo para actualizar la Política Nacional de Inteligencia Artificial (IA). Esta primera etapa del trabajo concluyó esta semana con un taller virtual en el que participaron casi cien personas que discutieron en torno a la “Inteligencia Artificial, la Democracia y el Estado”.

En total se realizaron siete instancias de trabajo (seis presenciales) que contaron con la participación de más de 300 personas de la academia, de organizaciones sociales, empresas, instituciones del Estado, que tuvieron como objetivo reflexionar y debatir acerca de los cambios que requiere la política ideada hace dos años, considerando la velocidad con la que avanza la tecnología y los usos que hoy se está haciendo de ella.

La subsecretaria del MinCiencia, Carolina Gainza, destacó que son muchos los desafíos que existen como sociedad y como Estado frente a la IA. “Hay desafíos relacionados con la educación, alfabetización digital, la forma de relacionamiento entre las personas y con las tecnologías, en materia económica y social, desafíos para los que se debe contar con conocimientos robustos para tomar las mejores decisiones en materia de políticas públicas”.

Por lo mismo, dijo, es necesario pensar entre todas y todos, cómo es la sociedad en la que queremos vivir. “El desarrollo de la IA debe ser con marcos éticos, con perspectiva de derechos, orientada al bien común, inclusiva, considerando contextos locales y con esta actualización de nuestra política, queremos lograr precisamente eso”, agregó.

En Santiago, la discusión estuvo centrada en “El Futuro de la Inteligencia Artificial en el Estado”; en Valparaíso el eje fue “Regulación y la Inteligencia Artificial”; En la Región del Biobío, “Democracia y la Inteligencia Artificial”; en Antofagasta la reflexión fue la relación entre “Trabajo y la Inteligencia Artificial”; en la Región de La Araucanía, “Salud, Educación y Seguridad” y en Magallanes, ”Medio Ambiente y la Inteligencia Artificial”. El último taller y con el que se cerró el proceso de participación masiva fue la reunión virtual en la que participaron casi 100 personas y que discutió en torno a la “Inteligencia Artificial, la Democracia y el Estado”.

El proceso de actualización continúa con el análisis y la sistematización de los valiosos datos obtenidos de estas conversaciones y que serán un importante insumo para la actualización de la política que será presentada en el “Foro Sobre la Ética de la Inteligencia Artificial en América Latina y el Caribe” que organiza MinCiencia, la oficina de Unesco Montevideo y CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), el 23 y 24 de octubre de este año.

Chile es el primer país de la región en aplicar la Metodología de Evaluación de Preparación (RAM, por sus siglas en inglés) de la UNESCO, una herramienta que permite evaluar qué tan preparado está el país para la implementación ética de la inteligencia artificial (IA), en línea con la actualización de su política nacional de IA.

RAM es un instrumento desarrollado por la UNESCO que evalúa el estado de preparación de un país para la implementación ética y responsable de la IA, a través de cinco dimensiones: Jurídica/Regulatoria, Social/Cultural, Económica, Científica/Educativa y Tecnológica/ de Infraestructura, destacando qué cambios institucionales y regulatorios serán necesarios. Su objetivo es facilitar la implementación de la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial de la UNESCO, aprobada en 2021 por sus 193 Estados Miembro.

Esta metodología es parte integral del proceso de actualización, permitiendo una evaluación completa del estado del país en la materia, otorgando un análisis exhaustivo que ayudará a identificar las áreas de fortaleza, así como las brechas que requieren más desarrollo para una implementación ética y responsable de la IA.

Cecilia Yañez Vargas

 

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