16/02/2021 15:10:51
Desde el pasado viernes se han registrado múltiples eventos que reúnen a cientos de personas, muchas de ellas sin mascarilla ni medidas de protección, y en lugares controlados por narcotraficantes, a los que no puede acceder la policía sin poner -paradójicamente- en riesgo a la población.

Foto Nota
Mientras el Sambódromo, epicentro del espíritu carnavalesco en Brasil, ha sido convertido en un centro de vacunación, las favelas de la ciudad de Río han alojado decenas de masivas fiestas clandestinas, en lo que es una verdadera puja entre las políticas para el cuidado ante una pandemia que ha sido particularmente cruda con el país sudamericano y una tradición cultural y costumbres de fiesta, que por cientos de años ha cubierto a estas fechas para los brasileños.

En este contexto, para el pasado viernes estaba programado el inicio del carnaval de 2021, evento icónico que como muchos otros tuvo que ser suspendido por materia de salud pública. Pero la respuesta de la gente ha sido disímil y en gran parte, a vista de las autoridades de salud, irresponsable. Las fiestas clandestinas han aflorado en estos días y no solo en Río, sino que -por nombrar algunos- también en los estados de Sao Paulo, Río Grande do Norte, Río Grande do Sul, Ceará, Paraná y Santa Catarina, donde se cerraron locales y se aplicaron multas.

Actualmente la media es de casi 1.100 muertes cada día asociadas al coronavirus, la cifra más alta desde julio del año pasado. El país de 212 millones de habitantes se mantiene como uno de los más afectados en el planeta por el covid-19, con más de 9,8 millones de infectados y cerca de 240.000 muertes totales asociadas a la enfermedad.

Pero esta trágica realidad no detiene a quienes, por ejemplo, en la favela de Vidigal realizaron una gigantesca fiesta clandestina con centenares de personas, realizada en restaurante-discoteca de tres plantas, y que fue descubierta por un helicóptero, cuyas imágenes fueron divulgadas por medios locales.

Este, como otros eventos similares, no pudo ser detenido por la ya que esa zona está controlada por bandas de narcotraficantes y según señalaron un operativo podría -paradójicamente- poner en riesgo la vida de los vecinos de la comunidad.

Cabe destacar que desde noviembre los brasileños se encuentran enfrentando una segunda ola de la covid-19, aunque nunca se superó definitivamente la primera, la que ha colapsado los sistemas sanitarios de varios estados, especialmente los de la región amazónica del norte y por si fuera poco además han visto surgir la nueva variante, bautizada como P.1, originaria del Amazonas y, que según el Ministerio de Salud, es “tres veces” más contagiosa que la original.

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