14/08/2020 7:41:23
Confía en que sí tendrá el visto bueno para distribuir con México las dosis para América Latina. El presidente López Obrador dijo que no habrá lucro, mientras Brasil trabaja dos propuestas en sus fábricas. Así se va configurando el mapa regional en pos de una cura.

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El presidente mexicano Manuel López Obrador confirmó ayer que producirá junto a Argentina la vacuna que desarrolla la Universidad de Oxford y el consorcio anglosueco AstraZeneca. Su meta es fabricar entre 150 y 250 millones de dosis para Latinoamérica, que estarían disponibles en el primer trimestre del próximo año.
“El propósito no es el lucro, es garantizar que América Latina tenga acceso”, dijo.
En la víspera el presidente argentino Alberto Fernández sostuvo que el costo por dosis sería de 3 a 4 dólares. Por ahora, a nivel mundial la fórmula de pago que se estaría imponiendo sería la misma del mercado tradicional de vacunas, es decir, los gobiernos u organizaciones filantrópicas realizan compras masivas para inmunizar gratuitamente a los grupos de riesgo, mientras que para el resto de la población se definirían copagos, según el tipo de cobertura de salud.
A diferencia de lo que ha ocurrido tradicionalmente en el rubro, esta vez los países han aportado inicialmente, apostando a que los laboratorios llegarán a una cura eficaz y efectiva. Los que más han invertido con ese fin son Estados Unidos, China y la Unión Europa en general.
El acuerdo de Oxford con argentinos y mexicanos involucra a la fundación del magnate Carlos Slim, que aportará parte de los recursos para lograr que la sustancia activa se produzca en el laboratorio Grupo Insud de Buenos Aires y se envase y distribuya desde Laboratorios Biomont, en Ciudad de México.
AstraZeneca recordó que su investigación está aún en la fase 3, que significa la inoculación y seguimiento a miles de voluntarios en distintos países. Se trata de uno de los seis proyectos más avanzados del planeta, de acuerdo al catastro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y por ahora los especialistas dicen que sus resultados serían “alentadores”.
Una representante del consorcio anglosueco, Silvia Varela, explicó ayer que la investigación concluiría en noviembre y, de ser aprobada, podrían comenzar a distribuirse a inicios de 2021.
No obstante, el dueño del laboratorio trasandino Grupo Insud, Hugo Sigman, contó ayer a a radio Mitre que su fábrica dejará ahora de producir cualquier otro tipo de vacuna para centrarse sólo en la del coronavirus. Añadió que el acuerdo al que llegaron con la fundación Slim y AstraZeneca es que había que comenzar a fabricarla a la brevedad, incluso aunque todavía no esté garantizada ni aprobada.
“Es decir que si la vacuna se aprueba se va a vender, sino se va a tirar lo que se hizo (…) se tendrá que destruir”, afirmó. “Nosotros la vamos a empezar a producir ahora”, añadió Sigman.


El camino propio

La vacuna que produzca este consorcio no se distribuirá en Brasil porque Oxford ya selló un acuerdo con el principal centro de investigación médica de Latinoamérica, BioManguinhos, para comenzar en diciembre a producirla.
Según han dicho sus encargados, desde ahí podrían fabricar el próximo año a plena capacidad hasta 40 millones de dosis, que se destinarán al mercado local y luego al resto del planeta.
A este proyecto se sumará el que acaba de anunciar el Instituto de Tecnología de Paraná, que informó que tiene un acuerdo para producir la vacuna rusa inscrita esta semana, la pionera “Sputnik V”, que genera dudas por parte de la OMS. Sus responsables dijeron que están a la espera de que Moscú les envíe los resultados de las fases 1 y 2, para participar eventualmente en la tercera de estudios clínicos.
La idea de Rusia es producir ahí millones de dosis para América Latina. Ante la inquietud que existe sobre su seguridad y eficacia -debido a que se saltó etapas y no ha difundido el detalle de su investigación-, ayer la vocera del ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajárova, aseguró que están en “contacto estrecho” con la OMS para informarle los alcances de su medicamento.


La postura chilena

El ministro de Salud, Enrique Paris, aseguró ayer que el Gobierno está en conversaciones con todos los países que sean capaces de producir una cura, pero añadió que será el Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Inmunización (Cavei) el que elegirá “cuál es la que más conviene a nuestra población”. Por ahora, el país trabaja en la preparación de un estudio a cargo de la UC con 3 mil voluntarios, quienes recibirán la vacuna china Sinovac.

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